La edición actual de Gran Hermano no está funcionando en términos de audiencia como se esperaba, al menos según las expectativas iniciales. Sin embargo, está lejos de ser un fracaso. Con un promedio de 12 puntos de rating, sigue siendo el programa más visto de la televisión argentina, además de ser uno de los temas más comentados en redes sociales y ampliamente consumido en plataformas de streaming. Esto demuestra que, aunque el fenómeno puede no estar en su pico histórico, sigue manteniendo un lugar privilegiado en el entretenimiento nacional.
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A pesar de su éxito relativo, las polémicas no han faltado, y una de las más recurrentes vuelve a estar en el centro de la escena: las supuestas manipulaciones del confesionario. Este tipo de acusaciones no son nuevas en el reality. En la edición anterior, Furia mencionó que desde el confesionario “guiaban” a los participantes para que tomaran ciertas decisiones. Incluso en temporadas previas, Coty Romero hizo referencia a situaciones similares.En esta oportunidad, es Giuliano, participante de la actual edición, quien encendió la polémica al relatar en dos ocasiones lo que vivió en el confesionario. Tanto es así que la producción decidió cortar la transmisión en vivo.
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En el primer clip que circuló, Giuliano le confesó a Chiara que desde el confesionario lo “pinchaban” para que tomara ciertas acciones relacionadas con Jennifer, la tercera eliminada de esta temporada.
Más tarde, en una conversación con Luca, Giuliano reiteró lo mismo: Gran Hermano lo habría incentivado a vincularse con Jennifer. Estos comentarios reavivan las teorías sobre una supuesta manipulación por parte de la producción, que, aunque siempre negada oficialmente, encuentra eco en los dichos de algunos participantes y en el análisis de los seguidores más críticos.
Por ahora, Gran Hermano sigue en la cima de los números y de las tendencias, pero este tipo de controversias sigue alimentando el debate sobre la transparencia del reality más popular del país.