Un momento televisivo que trascendió el entretenimiento: Mariano Iúdica emocionó al público en Polémica en el Bar al hablar con total sinceridad sobre el Día de la Madre, su historia familiar y el amor que siente por su esposa.
Un homenaje lleno de nostalgia y gratitud
Con la voz entrecortada, Iúdica sorprendió al equipo y a los televidentes al recordar a su mamá, dejando ver su lado más sensible. «La verdad es que la extraño mucho. No sé qué me agarró estos días, pero la extraño mucho. Estoy mucho con mamá y poco con papá, y no es por la fecha, porque recién me cayó la ficha estos días», confesó profundamente conmovido.
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El conductor explicó que en los últimos días su madre ha estado muy presente en sus pensamientos: «Vengo hace una semana pensando en ella, durante la enfermedad, pero sana. En el momento en que Dios le dio diez años de chiripa, que no sé por qué se los quiso dar. Partió en el 97», expresó Iúdica mientras el silencio del estudio acompañaba su emoción.
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Pero su recuerdo no quedó sólo en su mamá: aprovechó la oportunidad para dedicar unas sentidas palabras a su esposa, Romina Propato, con quien comparte más de dos décadas de vida y familia. “La que está abajo a la izquierda es Romina Propato, y todo lo demás es la familia que hemos armado hace 23 años. No quiero llorar, pero es una gran mujer. Cuando nos juntamos, estaba totalmente sola; no quería tener hijos ni familia, después de haber tenido una vida con muchas desgracias, muy terrible, con pérdidas familiares”, reveló con profunda ternura.
En su relato, Iúdica recordó cómo se conocieron y cómo juntos formaron una familia sólida: «Aparecí yo en su vida con Bernarda y Valentina, de ocho y nueve años. Inmediatamente nos fuimos a vivir juntos, no hubo tiempo de noviazgo. Yo venía de separarme y pensaba que la vida no me iba a dar más oportunidades. Después le dije que la vida era maravillosa, que ella tenía que tener un hijo», contó con orgullo.
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También habló de los golpes que atravesaron, pero mantuvo un mensaje de fe y gratitud: «Perdimos uno y tuvimos a Salvador. Después le vine con Osvaldito, que lo adoptamos a los nueve años. Pasamos momentos muy buenos, y también muy duros, en cuanto a los cimbronazos que se viven en las casas cuando llegan las malas. Agradezco a Dios, día a día, la compañera que me ha puesto a mi lado. Soy muy afortunado», concluyó visiblemente emocionado.
Con este testimonio, Mariano Iúdica volvió a mostrar que detrás del conductor carismático existe un hombre sensible, profundamente agradecido con su familia y marcado por el recuerdo imborrable de su madre. Un momento televisivo sincero que dejó a más de uno con lágrimas en los ojos.