En medio de una jornada laboral común, la violencia irrumpió sin previo aviso y dejó una marca imborrable en el ámbito periodístico argentino. El periodista Roberto Navarro, reconocido por su rol en El Destape y su pasado en C5N, fue brutalmente agredido en plena vía pública mientras se encontraba en la ciudad de Rosario. Un hecho que no solo conmocionó a su entorno, sino que también encendió alarmas sobre la intolerancia y la violencia que aún persisten en nuestra sociedad.
Un ataque cobarde y sin sentido
Todo ocurrió mientras Navarro asistía a una reunión en un hotel céntrico. Según el relato de su colega Ari Lijalad, testigo y voz cercana a la víctima, “Roberto Navarro estaba en una reunión en un hotel del centro y un hombre lo empezó a insultar, le empezó a repetir lo que dicen en los canales de televisión. Roberto se paró para decirle que deje de insultarlo, el hombre se puso cada vez más violento y mientras Roberto le intentaba decir que pare, vino otro hombre y le pegó por detrás”.
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El golpe, certero y traicionero, impactó directamente en la cabeza del periodista, quien debió ser trasladado de urgencia al hospital. Allí, los médicos confirmaron que el golpe fue grave y provocó un hematoma importante, generando mayor preocupación debido a que Navarro está bajo tratamiento con anticoagulantes. “Le pegó un fuerte golpe en la cabeza, esas dos personas habían ido juntas a lobby del hotel. El golpe es grave, le generó un hematoma en la cabeza. Se fue al hospital, le hicieron estudios y se tiene que quedar por lo menos 48 horas en el hospital porque Roberto es una persona anticoagulada y al haber un hematoma muy grande del lado de afuera de la cabeza, tienen que estudiar que no haya lo mismo adentro”, detalló Lijalad.
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La noticia rápidamente generó repercusión entre periodistas, figuras públicas y usuarios en redes sociales, que manifestaron su repudio absoluto al hecho y enviaron mensajes de apoyo al periodista y su familia. El ataque dejó a Navarro muy dolorido, hinchado y con dificultades para hablar, lo que incrementa la gravedad del episodio. “Estamos en 48 donde no está fuera de peligro y donde estamos pendientes a los estudios que le hagan y a su evolución clínica. El traumatismo fue muy grande, está muy hinchado, está muy dolorido y casi no puede hablar. Realmente estamos muy preocupados y muy conscientes de por qué pasan estas cosas”, finalizó Lijalad.
Este tipo de hechos no solo son repudiables desde el plano humano, sino que también representan una amenaza directa contra la libertad de expresión y el respeto democrático. La salud de Roberto Navarro es hoy la prioridad, pero también urge como sociedad reflexionar sobre el nivel de violencia al que hemos llegado, y trabajar juntos para que algo así no vuelva a repetirse jamás.
