La noticia golpeó con fuerza y dejó sin palabras al mundo del espectáculo: Mila Yankelevich, hija de Tomás Yankelevich y Sofía Reca, falleció en un trágico accidente náutico en Miami. La pequeña, de apenas 7 años, era nieta de los reconocidos productores Gustavo Yankelevich y Cris Morena, quienes ahora enfrentan una pérdida devastadora. En medio del dolor colectivo, Benjamín Vicuña rompió el silencio con un mensaje tan profundo como desgarrador, marcado por su propia experiencia con el duelo más cruel: la muerte de su hija Blanca en 2012.
El dolor que une: Vicuña, conmovido por la pérdida de Mila
“En una fría mañana donde el dolor de una familia es el dolor de un pueblo, de una comunidad absorta frente a la tragedia, nos hacemos preguntas que jamás tendrán respuesta”, escribió Vicuña en su cuenta de Instagram, dejando ver no solo su empatía, sino también las heridas que en él siguen abiertas.
El actor chileno vivió en carne propia el mismo calvario hace 13 años, cuando su hija Blanca —fruto de su relación con Carolina “Pampita” Ardohain— murió a los seis años luego de una neumonía hemorrágica contraída durante un viaje familiar a México. Blanca fue internada el 30 de agosto de 2012 en Santiago de Chile, donde permaneció en cuidados intensivos. El cuadro clínico fue empeorando con fiebre, inflamación de ganglios, coagulopatía, y terminó en un derrame cerebral irreversible.
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Con ese antecedente tan íntimo y doloroso, Vicuña volvió a abrir su corazón en este momento tan sensible para la familia Yankelevich: “Somos esa familia, somos la naturaleza que estalla, que erupciona y cambia. Que se abraza. Mi corazón está con ustedes, familia Yankelevich”.
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La pequeña Mila, nacida el 13 de febrero de 2018, vivía en Estados Unidos con sus padres y su hermano mayor, Inti, de 14 años. El trágico accidente ocurrió el 28 de julio de 2025, y aunque en un principio la información fue confusa, el doloroso desenlace se confirmó en la mañana del martes, dejando a toda la comunidad artística y a miles de personas en estado de shock.
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Este suceso revive uno de los temores más profundos de cualquier padre. Y que sea Benjamín Vicuña quien ponga en palabras ese dolor compartido, aporta una dimensión aún más humana a una tragedia que nadie debería atravesar. Su mensaje, tan crudo como empático, nos recuerda que el duelo por un hijo no tiene fin, y que la solidaridad entre quienes han atravesado lo impensable es, a veces, el único consuelo posible.