El sábado 16 de agosto quedó marcado como un día de tristeza para el mundo del espectáculo. A los 81 años, falleció Alberto Martín, un actor que supo conquistar a generaciones enteras con su talento, su carisma y una entrega absoluta a la profesión. Aunque llevaba tiempo enfrentando un delicado estado de salud, la noticia de su muerte golpeó fuerte: la esperanza de que pudiera recuperarse nunca se apagó del todo.
Una trayectoria inolvidable
La confirmación de su fallecimiento llegó de la mano de Carlos Rottemberg, quien utilizó las redes de Multiteatro para despedirlo públicamente: “Ante el fallecimiento del actor Alberto Martín, desde esta Casa Teatral despedimos con tristeza a uno de aquellos ‘históricos’ del espectáculo nacional. Vayan nuestras sentidas condolencias a toda su familia”.
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La carrera de Alberto es parte de la memoria colectiva de los argentinos. Debutó en cine con tan solo seis años en La muerte está mintiendo (1950), y desde allí no dejó de crecer. Fue figura en ciclos televisivos que hicieron historia como Su comedia favorita, Gutierritos y Los hijos de López. En la pantalla grande brilló en películas como Yo, el mejor y Brigada en acción, mientras que en teatro se destacó en clásicos como La jaula de las locas.
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En tiempos más recientes, lejos de pensar en el retiro, sorprendió al sumarse a la televisión desde un costado inesperado: como cocinero en el programa Mañanísima, junto a Carmen Barbieri. Allí mostró otra cara, más cotidiana y cercana, que terminó de sellar el cariño del público.
Hoy, el adiós es inevitable, pero su legado es inmenso. Alberto Martín ya ocupa un lugar eterno en la historia grande del espectáculo argentino, como uno de esos artistas que jamás se olvidan.