Marta González, una de las actrices más reconocidas de la escena argentina, ha sido una figura indiscutible en el cine, teatro y televisión durante más de siete décadas. Sin embargo, a pesar de su vasta trayectoria y sus múltiples contribuciones al arte, hoy enfrenta una realidad económica que refleja las dificultades que viven muchos jubilados en el país. En una reciente entrevista con Socios del espectáculo (El Trece), González expresó el complicado momento que atraviesa, dejando en claro la dura realidad de quienes viven con la jubilación mínima.
“Cobro la mínima y no llego a fin de mes”, confesó González, quien a sus 80 años sigue lidiando con el desafío de llegar a cubrir sus gastos. La actriz, que protagonizó su primera película hace 75 años y fue dirigida por Armando Discépolo en el teatro hace más de 70, reveló que su jubilación es la mínima que se otorga a las amas de casa. Esta situación, según González, no le permite vivir cómodamente, por lo que recibe ayuda económica de su familia. “Me ayudan mi hija y mi yerno”, aseguró, dejando en evidencia la importancia de su entorno cercano en su día a día.
En el marco de una conversación profunda, González detalló cómo logró jubilarse a los 60 años, pero destacó que en aquel momento aún tenía acceso a más oportunidades laborales. Hoy, la falta de ingresos adicionales y el aumento de los costos de vida la han llevado a depender casi por completo de su familia para cubrir sus necesidades básicas.
Además, la actriz habló sobre las dificultades para costear los medicamentos que necesita. Si bien tiene cobertura para algunos tratamientos oncológicos a través de una prepaga, mencionó que otros fármacos, como los destinados a controlar la presión alta o la tiroides, debe pagarlos de su bolsillo. “Y ayer, chicos, me hice socia de PAMI también”, agregó, aludiendo a la necesidad de buscar más opciones para poder cubrir sus tratamientos médicos.
A pesar de su gratitud por contar con el apoyo de su hija y su yerno, Marta González no pudo evitar señalar la injusticia que percibe en su situación. “Debe ser muy terrible porque no alcanza. Yo si no tuviera a mi hija y a mi yerno que me están ayudando, no podría pagar las expensas del lugar donde vivo”, admitió con franqueza. Su reflexión final, cargada de indignación, reflejó el sentir de muchos jubilados en Argentina: “¿Qué? ¿Me tengo que mudar a los 80 años? Si esto lo pagué con el laburo, toda la vida trabajé… Hasta con un ACV estaba trabajando, me daban quimio y yo salía a la noche a trabajar. No me parece justo, no me parece justo de verdad”.
Las palabras de González son un recordatorio del sacrificio y esfuerzo de una vida dedicada al trabajo, pero también de la vulnerabilidad de quienes, a pesar de años de aportes y logros, no encuentran en su jubilación una retribución acorde a su trayectoria y dedicación.