Araceli González rompió en llanto en el programa de Mirtha Legrand e impactó a todos por lo que dijo: “Me costó mucho…”

La televisión suele mostrar brillo, risas y anécdotas livianas, pero de vez en cuando se transforma en un espacio donde las emociones desbordan sin filtro. Eso fue exactamente lo que ocurrió en la última edición de “La noche de Mirtha”, cuando Araceli González dejó de lado el perfil reservado que adoptó en los últimos años y habló desde un lugar profundamente íntimo. Entre silencios, lágrimas y reflexiones sinceras, la actriz explicó por qué eligió correrse del foco mediático y cómo los duelos personales marcaron su presente.

El descargo más íntimo de Araceli González que conmovió a Mirtha Legrand

El momento se disparó cuando Mirtha Legrand puso en palabras una inquietud que muchos compartían: “Qué vida extraña la tuya. Desapareciste, es raro. No lo tomes mal”. Lejos de esquivar el tema, Araceli respondió con total franqueza y una carga emocional evidente: “Puede parecer raro, pero a mí me costó mucho duelar a mi madre, le doy bola a lo que me pasa”.


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A partir de allí, la actriz comenzó a relatar cómo los golpes de la vida la llevaron a priorizar su bienestar y el de su familia por sobre cualquier exposición pública. En ese mismo tono, habló del crecimiento de su hijo y de lo rápido que cambió todo: “Toto está hermoso, vive solo, se fueron muy rápido los dos”, dijo, dejando ver la mezcla de orgullo y nostalgia que atraviesa esta etapa.
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Uno de los pasajes más sensibles llegó cuando se refirió a su relación con Adrián Suar, un tema que todavía le genera dolor. Sin rodeos, expresó: “Con Adrián, te lo digo con mucha tristeza, no me llevo pero no por una elección mía, hay veces que las partes eligen así”. Luego, profundizó en esa sensación de distancia con una frase que resonó fuerte en el estudio: “Yo creo que yo fui la no elegida. Es un hombre muy talentoso, apostó y cambió la televisión argentina”.
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A lo largo del relato, Araceli dejó en claro que la exposición mediática tuvo consecuencias profundas en su vida personal. Visiblemente quebrada, pidió disculpas varias veces: “Perdón, no quería llorar”, y explicó cuánto le pesa revivir ciertos temas frente a cámaras. “Me hace sufrir mucho y a mi hijo”, afirmó, remarcando que muchas de sus decisiones estuvieron atravesadas por el deseo de protegerlo. Finalmente, cerró con una frase que resume su postura frente al medio: “Yo quiero que mi hijo esté feliz y a veces ser parte de este medio es muy fuerte”.

Un testimonio honesto, sin maquillaje emocional, que convirtió la mesa de Mirtha en un espacio de catarsis y dejó al descubierto el costado más humano de una de las figuras más queridas del espectáculo argentino.

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