Los últimos días no han sido nada sencillos para Benjamín Vicuña, quien se encuentra atravesando un momento de gran fragilidad emocional. A la tensión que mantiene con la China Suárez por las decisiones sobre la vida de sus hijos, se sumó un nuevo episodio que lo dejó aún más expuesto: la escolarización de los pequeños en Turquía, sin su consentimiento. Esta situación no solo lo afecta como padre, sino que también revive viejas heridas personales.
El acompañamiento de su madre en medio de la tormenta
Lejos de buscar escalar el conflicto en la Justicia, el actor chileno prefiere mantener la calma y confiar en sus abogados, con la esperanza de resolverlo sin exponer más a sus hijos. Sin embargo, el escenario actual preocupa profundamente a su entorno, en especial a su madre, Isabel, quien viajó desde Chile para brindarle apoyo y contención.
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La periodista Débora D’Amato aportó detalles sobre cómo se siente el actor y puso en palabras el trasfondo emocional que lo atraviesa: “Benjamín está roto por dentro por lo que todos sabemos, y porque Magnolia tiene la edad de Blanquita. Es lo que le sucede a él como papá que perdió una hija. Que la nena no esté a su lado”.
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En este contexto, también resaltó cómo lo viven sus hijos: “Y con esta situación de dolor muchos aseguran… Por supuesto que los chicos con sus madres están bien y son felices, pero cuando vienen están tristes”.
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El relato de D’Amato incluyó además un dato que grafica la magnitud de lo que ocurre tras cada viaje de los niños: “El último viaje, el reencuentro familiar, esos niños estaban tristes. No digo que estaban mal, estaban tristes por no ver al papá. Por eso tiene un círculo cada vez más acotado, porque necesita contención, por eso viene la mamá desde Chile. Ella lo vio cuando fue a Chile, y decidió viajar sin avisarle”.
En medio de un escenario tan sensible, Vicuña busca refugio en su círculo más íntimo, mientras intenta encontrar el equilibrio entre el presente de sus hijos y sus propias emociones como padre.
