En medio de un presente profesional exitoso, Pampita atraviesa uno de los momentos más duros de su vida personal. A pesar de la imagen fuerte y elegante que siempre transmite en cámara, la confirmación de su separación con Martín Pepa dejó al descubierto una faceta vulnerable y profundamente dolida de la reconocida modelo y conductora.
Una ruptura sin escándalos, pero con mucho dolor
El lunes 21 de julio se conoció la noticia que sacudió al ambiente del espectáculo argentino: Pampita y Martín Pepa pusieron fin a su relación. Lejos de especulaciones o conflictos públicos, la propia Pampita confirmó que la ruptura se concretó el pasado 9 de julio, generando asombro entre sus seguidores y colegas.
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Fue el periodista Gustavo Méndez quien amplió la información en el programa Mujeres Argentinas, asegurando que su fuente directa pertenece al círculo íntimo del propio Pepa. Con firmeza, desmintió cualquier tipo de infidelidad: “Los rumores de infidelidad están totalmente descartados. Es un verso total”, afirmó, dejando claro que no hubo terceros en discordia.
Sin embargo, lo más impactante de su testimonio fue el relato del estado emocional de Pampita. “Pampita le imploró llorando volver y él, muy educado, le dijo que por favor lo deje de llamar y respete su decisión, que no va a modificar. Ella está destruida”, sostuvo Méndez, reflejando la intensidad del dolor que atraviesa la modelo.
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En cuanto a una posible reconciliación, las puertas parecen cerradas de manera definitiva. Según su informante: “Punto final, no hay vuelta. Él está decidido”. Y agregó una frase que deja entrever algunos conflictos pasados: “No le fue infiel a Pampita, pero sí tenía algunas precocinadas”, deslizando que hubo situaciones que habrían desgastado el vínculo, aunque sin traiciones.
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Los detalles del quiebre también salieron a la luz. En el mismo ciclo televisivo se explicó: “Cuando ella estuvo dos semanas allá (en Nueva York), discutieron y él le dice ‘andate a un hotel, yo te lo pago’. Ella dijo ‘no, yo me quedo acá hasta que me vaya’”, dejando ver que la convivencia ya no era posible ni deseada por ambas partes.
Durante esos días de tensión, Pampita buscó refugio emocional en personas cercanas: “Ella estuvo refugiada y se vinculó con Lucía Polak, y Juli Novarro que también estaba en Nueva York”. Aunque intentaron recomponer el diálogo al regresar, el intento fue inútil. “Volvió, hablaron pero se terminó la relación el día viernes, no el 9 de julio, porque él sí dijo ‘hasta acá’”, remató Méndez.
Mientras tanto, la imagen pública de Pampita permanece intacta, pero por dentro, su círculo asegura que la tristeza y la desilusión la atraviesan por completo. En silencio y lejos del escándalo, la modelo intenta recomponerse emocionalmente de una decisión que no fue suya, pero que debe aceptar.