En el corazón de una familia mediática, los roces y las diferencias suelen amplificarse, y este parece ser el caso entre Bárbara Lanata y Elba Marcovecchio. Durante una reciente entrevista con La Nación+, la hija del reconocido periodista Jorge Lanata no tuvo reparos en hablar de la tensa relación que mantienen con la abogada, dejando entrever que las diferencias se gestaron desde el primer encuentro y que, a pesar de múltiples intentos, nunca lograron construir un vínculo sólido.
Una relación que nunca funcionó
“Cada una tiene un rol en la familia. Obviamente que Lola tiene más licencias porque es chiquita, pero somos las cuatro un equipo”, comenzó Bárbara al abordar el tema, dejando claro que, aunque intentaron mantener la paz, las tensiones internas persisten. Además, subrayó que existen limitaciones para hablar del conflicto por temas legales: “No podemos hablar de nada por un tema de multa. No podría contarte bien el tema judicial. Internamente no se calmó; que no se filtren cosas es otro tema.”
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Con respecto a los roces más recientes, Bárbara explicó que, a raíz de ciertas decisiones judiciales, la situación ha cambiado en algunos aspectos: “Sí es verdad que al fallar la Justicia a nuestro favor en un montón de cosas ella [Elba] ya está más acorralada. Ya no puede hacer ciertas cosas porque ahora yo puedo decidir al mismo nivel.”
Sin embargo, las asperezas persisten en la dinámica familiar cotidiana. Bárbara describió comportamientos que dejan en evidencia el conflicto: “Si hablamos es para quilombo. Si se cruza en el hospital con mi hermana no la saluda, cosas así. Desde el día uno ella pidió no cruzarnos.”
Intuiciones y actitudes que marcaron la relación
Bárbara también reveló que su incomodidad con Marcovecchio nació desde el inicio. “A mí desde el vamos no me cerró. Fui la primera en sentir algo raro y después con los meses, después del casamiento, empezó a tener actitudes que hicieron que mi hermana y Kiwi [Sarah Stewart Brown] tampoco se llevaran.”
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El conflicto, según Bárbara, no solo afectó la convivencia, sino que también influyó en decisiones familiares, como viajes o reuniones. “Se iban de vacaciones a Uruguay pero, no sé, por ejemplo, mi hermana no fue a París en las vacaciones que fueron con los nenes de Elba porque no quiso. O se quiso volver antes de Uruguay porque no estaba cómoda.”
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Finalmente, Bárbara dejó en claro que las diferencias no surgieron de la nada, sino que fueron el resultado de una serie de situaciones: “La situación empezó mucho antes de la internación. En mi caso fue algo intuitivo y después hubo hechos que hicieron que todos fueran cambiando de opinión de a poco. No es que no hizo nada y que de repente a todos les cayó mal, hubo situaciones que generó ella que hicieron que todos fueran cambiando de opinión.”
Este relato deja en evidencia que, más allá de las tensiones públicas, el conflicto en esta familia está lejos de resolverse, y que las dinámicas personales y judiciales seguirán marcando el rumbo de esta complicada relación.
